Hábitos de Sueño
El sueño es esencial para el desarrollo saludable de los niños, especialmente durante los primeros años de vida. Establecer buenos hábitos de sueño en los primeros años no solo ayuda a los niños a descansar mejor, sino que también promueve su bienestar físico y emocional a largo plazo. Aquí te comparto algunos consejos prácticos para fomentar hábitos de sueño saludables tanto en casa como en tu centro educativo. ¡Ojalá te sirva!
Establece una rutina consistente
Los niños pequeños prosperan con la rutina, especialmente cuando se trata de la hora de dormir. Crear una rutina los ayudará a sentir seguridad y les permitirá anticipar cada momento. Puedes incluir actividades relajantes como un baño tibio, leer un cuento, preparar juntos el espacio de descanso o cantar una canción de cuna. Al repetir estas actividades en el mismo orden y a la misma hora todos los días, tus niños aprenderán a asociarlas con el sueño y el momento de ir a dormir se hará cada vez más ameno y natural.
Limita la exposición a pantallas
La exposición a pantallas, como televisores, tabletas y teléfonos, antes de dormir puede interferir con la capacidad del niño para conciliar el sueño. La luz azul emitida por estos dispositivos puede suprimir la producción de melatonina, la hormona del sueño. Es recomendable apagar las pantallas al menos una hora antes de la hora de acostarse y optar por actividades más relajantes, como leer un libro o escuchar música suave.
Fomenta la actividad física durante el día
Los niños que se mantienen activos durante el día suelen dormir mejor por la noche. Asegúrate de que tu hijo tenga suficiente tiempo para jugar al aire libre y participar en actividades físicas. Eso si, evita la actividad física intensa cerca de la hora de dormir, ya que podría sobreestimularlo y dificultar que concilie el sueño.
Sé paciente con las transiciones
Los niños menores de 5 años pasan por varias transiciones de sueño, como cambiar de la cuna a la cama o reducir el número de siestas. Estas transiciones pueden ser desafiantes y es importante ser paciente. Mantén la calma y sigue aplicando las rutinas y hábitos saludables de sueño mientras tu pequeño se adapta a estos cambios.
Escucha las necesidades
Cada niño es diferente, y lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. Es importante estar atento a las señales de sueño de tu hijo y ajustar la rutina según sus necesidades individuales. Si tu hijo muestra signos de cansancio temprano, considera si es posible adelantar la hora de acostarse.
¿Qué hago si tiene miedo?
Si tu hijo tiene miedo a la hora de dormir, es importante abordarlo con sensibilidad y comprensión. Tómate el tiempo para hablar sobre lo que le asusta, escucha sus preocupaciones sin minimizarlas. A veces, simplemente hablar sobre los miedos puede hacer que se sientan menos intensos. Recuérdale a tu hijo que está seguro en su habitación y que tú estás cerca. Puedes asegurarte de que su entorno sea lo más acogedor posible, incluyendo una luz nocturna suave si le teme a la oscuridad, un peluche o manta que le dé seguridad o hasta creando una pequeña rutina «anti pesadillas» rociando juntos alguna fragancia que sea de su agrado por toda su habitación.
Intenta no reforzar los miedos al permitirle, por ejemplo, quedarse despierto o dormir contigo si no es parte de la rutina habitual. En lugar de eso, acompáñalo en su habitación y quédate un rato hasta que se sienta más tranquilo.
Si los miedos persisten y afectan significativamente el sueño de tu hijo o su bienestar general, podría ser útil hablar con un pediatra o un especialista en desarrollo infantil (docentes, psicólogos) para obtener orientación adicional. Recuerda que los miedos nocturnos son comunes en los niños pequeños, y con tiempo, apoyo y comprensión, es probable que tu hijo los supere.